LA CARA OCULTA DE MADRID II

Tras terminar nuestro paseo por Moncloa, fuimos en dirección a Plaza España. Nuestro destino, era la parada de metro de Bilbao. No se sí os dije que nos estábamos guiando por un plano de metro y que como no conocíamos las calles donde estaban las tiendas, teníamos que ir por las paradas de metro. Avanzamos por las Calle Princesa, no se sí fuimos por alguna más, pero el caso es que acabamos en Plaza España. Adoro ese sitio. No sabíamos dónde andaba la calle que estábamos buscando, que ya ni me acuerdo cuál era. Seguimos caminando hasta llegar al comienzo de Gran Vía, que estaba al lado. Por allí, nos metimos en una callejuela de mala muerte y acabamos en la calle San Bernardo, una calle que por suerte yo conocía por la tiendas de cómics. Avanzamos por esta calle y hallamos una de las calles que andábamos buscando, la calle Espíritu Santo.
  En Espíritu Santo, encontramos locales interesantes, pero lo que más nos llamó la atención, fue un espacio llamado Espíritu 23 o algo así, que no sabemos muy bien qué era pero que tenía pinta de estar bien. Como no teníamos mucho tiempo, seguimos adelante, y por fin, en el número 11, encontramos lo que estábamos buscando: Happy Day Bakery, una pastelería estilo americano de hace siglos, en el cual podías disfrutar por dos o tres euros de unos deliciosos cupcakes o de un trozo de tarta con una pinta... Además, vendían productos americanos y preparados para tartas y cupcakes, pero ya el dinero no me llegaba. Os dejo con el enlace de su página web para que podáis haceros una idea de cómo es: http://www.happydaybakery.es/
 Tras comernos nuestros deliciosos cupcakes, seguimos por allí y llegados a la calle Corredera Alta de San Pablo. Allí, encontramos tiendas muuuyy guays. La primera con la que nos topamos, fue Chopper Monster. Vendían un montón de cosas guays, desde ropa tipo gótica, hasta cacharros de los más chulos. Id a verla. Merece la pena. Más adelante, había una de esas tiendas que venden cosas rarísimas y muy originales, pero que claro, cuestan una pasta. Pero eran cosas muy interesantes. Así, de tienda guay en tienda guay, acabamos en la estación de metro de Bilbao, por donde ya volvimos a casa.
 El caso, es que fue un día genial. Encontramos lugares muy interesantes, lo que hizo que aumentase mi  pasión por esta ciudad tan maravillosa, pues descubrimos una nueva parte de ella que nos enamoró.

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