AQUEL VIERNES...
Antes de empezar este artículo, pediros perdón. No solo por no ser constante a la hora de publicar, sino porque además no tengo definido la finalidad de este blog. ¿Es un diario? ¿Es para dar mi opinión sobre literatura, cine, etc? ¿Qué es? Todo tiene un fin en esta vida, una finalidad, quiero decir. Supongo que la de este blog es la deponer las cosas que me pasan por la cabeza.
Hoy quería hablar del pasado viernes. Fue uno de esos días geniales que quieres repetir. Bueno,lo fue la tarde, no la mañana, porque tuve que ir a clase y eso últimamente no me hace nada de gracia, de hecho, esta temporada aborrezco el instituto y todo lo que tiene que ver con él. Pero ese es otro tema.
La tarde del viernes pasado quedé con mi amigo Morrissey (mantendré su anonimato). Nuestro plan era ir a Madrid para ver la película de Mortdecai, de la que próximamente haré una reseña. Somos fans de Johnny Depp y no queríamos perdernos el estreno de su última película. Fuimos a los cines Acteón, unos cines de los antiguos al lado de Gran Vía. Me gustó su estilo anticuado, las butacas no numeradas y la poca gente que suele acudir.
Como llegamos tempranos, dimos una vuelta por Gran Vía. Después volvimos al cine para ver la película, (no sin antes tomarme un delicioso café con hielo en el dunkin coffee, bendito santuario de calorías). La sala era plana y la pantalla pequeña y un tanto elevada, pero al final vimos bastante bien la película. Éramos cuatro gatos y nuestras risas resonaron con mayor estrépito de lo normal en toda la sala. Sí, fue una peli divertida. La verdad, nos gustó bastante.
Tras el cine, teníamos pensado ir a ver poesía a Diablos Azules. Pero era temprano, así que dimos una vuelta por la calle Fuencarral. Es uno de mis lugares favoritos de Madrid, un poco alborotador por tanta gente, pero tiene lugares geniales como el mercado de fuencarral y gente de lo más peculiar, pero genial.
Después llegamos a una plaza que no sé cómo se llama. Comimos en un japonés llamado Nigiri. Tenía ganas de probarlo y no me decepcionó para nada. Es genial. La comida deliciosa, barata y un servicio estupendo. Me encantó una pantalla en la que iban poniendo portadas de animes y los peluches de Drangon Ball y demás. Me encantó. Comí mochis y bebida de Lichi!!!! Cuánto echaba de menos el lichi, está delicioso! ^.^ . Hice foto de la comida porque me encanta hacer fotos a lo que como... jeje --->
YYYyyyyyy.... llegamos a Diablos Azules. El poeta que leía esa noche, Bemjamín Prado, que leyó poemas de su libro "Ya no es tarde". Me gustaron bastante, y él era una persona muy agradable. Me gustó haber asistido a esta sesión. Espero que la cantidad de gente que asistió se lo pasase tan bien como yo. Este lugar me hace sentirme a gusto y evadida. Logra que me olvide del mundo que hay fuera. Es muy reconfortante.
La noche acabó, tocó coger el bus a casa. Y desde hace un tiempo, me dormí con una buena sonrisa en la cara.
Hoy quería hablar del pasado viernes. Fue uno de esos días geniales que quieres repetir. Bueno,lo fue la tarde, no la mañana, porque tuve que ir a clase y eso últimamente no me hace nada de gracia, de hecho, esta temporada aborrezco el instituto y todo lo que tiene que ver con él. Pero ese es otro tema.
La tarde del viernes pasado quedé con mi amigo Morrissey (mantendré su anonimato). Nuestro plan era ir a Madrid para ver la película de Mortdecai, de la que próximamente haré una reseña. Somos fans de Johnny Depp y no queríamos perdernos el estreno de su última película. Fuimos a los cines Acteón, unos cines de los antiguos al lado de Gran Vía. Me gustó su estilo anticuado, las butacas no numeradas y la poca gente que suele acudir.
Como llegamos tempranos, dimos una vuelta por Gran Vía. Después volvimos al cine para ver la película, (no sin antes tomarme un delicioso café con hielo en el dunkin coffee, bendito santuario de calorías). La sala era plana y la pantalla pequeña y un tanto elevada, pero al final vimos bastante bien la película. Éramos cuatro gatos y nuestras risas resonaron con mayor estrépito de lo normal en toda la sala. Sí, fue una peli divertida. La verdad, nos gustó bastante.
Tras el cine, teníamos pensado ir a ver poesía a Diablos Azules. Pero era temprano, así que dimos una vuelta por la calle Fuencarral. Es uno de mis lugares favoritos de Madrid, un poco alborotador por tanta gente, pero tiene lugares geniales como el mercado de fuencarral y gente de lo más peculiar, pero genial.
Después llegamos a una plaza que no sé cómo se llama. Comimos en un japonés llamado Nigiri. Tenía ganas de probarlo y no me decepcionó para nada. Es genial. La comida deliciosa, barata y un servicio estupendo. Me encantó una pantalla en la que iban poniendo portadas de animes y los peluches de Drangon Ball y demás. Me encantó. Comí mochis y bebida de Lichi!!!! Cuánto echaba de menos el lichi, está delicioso! ^.^ . Hice foto de la comida porque me encanta hacer fotos a lo que como... jeje --->
YYYyyyyyy.... llegamos a Diablos Azules. El poeta que leía esa noche, Bemjamín Prado, que leyó poemas de su libro "Ya no es tarde". Me gustaron bastante, y él era una persona muy agradable. Me gustó haber asistido a esta sesión. Espero que la cantidad de gente que asistió se lo pasase tan bien como yo. Este lugar me hace sentirme a gusto y evadida. Logra que me olvide del mundo que hay fuera. Es muy reconfortante.
La noche acabó, tocó coger el bus a casa. Y desde hace un tiempo, me dormí con una buena sonrisa en la cara.
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